Modernidad
Hoy, lo estamos viendo, la presencia de Dios en la vida pública se considera por muchos un escándalo y se pretende expulsarle de ella, cual si fuera un intruso que no tiene derecho a introducirse en un dominio que no le pertenece.
Es curioso comprobar hasta que punto ideologias y fuerzas politicas, en muchos aspectos divergentes y hasta contradictorias, parecen encontrar un terreno de entendimiento y convergencia en el rechazo de la ley divina y de la ordenación cristiana de la sociedad. Esto ocurre en el mundo libre occidental, entre derivaciones residuales del liberalismo laicista y opciones de asendencia marxista, que parecen haber perdido agresividad social, y dinamismo revolucionario. Una y otras, tan distintas por su origen y genealogia, coinciden ahora en asumir como proyecto de futuro para la vida social, la consecución de las metas más audaces y desintegradoras del permisivismo moral. Esta linea política, como puede suponerse, se apellida abierta y progresiva, y es presentada ante la opinión pública como genuina expresión de la modernidad.
Según esta teoria el progreso moderno de la vida de los pueblos, avanza en sentido diamentralmente opuesto a la ley de Dios, natural y positiva, y a la doctrina de Jesucristo.
Comentarios
Recordemos otras épocas de la historia humana en la que se enalteció la homosexualidad y todo tipo de desórdenes morales, no andaban lejos de su total desaparación. A menudo el hombre,sin dolor, no busca a Dios y por lo tanto se pierde.
Oremos para que el Señor aumente nuestra Fe y Confianza en Él y podamos así, llegado el momento, dar testimonio público de nuestra Esperanza.
Un saludo afectuoso.
(te vi en el blog del Padre Cristian)
Que gran desafio tenemos por delante.
Saludos afectuosos
Ahora se visten con piel de cordero, no les importa simular que son católicos para engañar a los incautos, nuestra sociedad necesita mucha formación, que es lo primero que han querido quitar de las escuelas, es mucho más facil convencer al ignorante.
Gran tarea la que tenemos por delante, primero para formarnos nosotros y luego para hacerlo llegar a los demás.
Con gran afecto.
Gracias por tu visita a mi blog. Yo tambien pasaré con frecuencia a visitarte.
Un saludo
Un abrazo, amigo.
Efectivamente, les ha dolido el acto del dia 30, no están acostumbrados a que se les conteste y descalifique por las barbaridades que hacen.
No admiten opiniones distintas a la suyas, y desde ahora las van a escuchar y en abundancia.
Ánimo y adelante, saludos
Eso es lo que no pueden romper la unidad, esa unidad que ellos quieren ahora cargarse inventandose enfrentamientos entre los obispos y los católicos, que no existen, todos estamos de acuerdo con todo lo dicho el 30 en la Plaza de Colón.
Ellos quisieran que nos dejaramos adoctrinar por su asignatura de Educación para La Ciudadania, y asi tener un rebaño de corderos que siguieran el camino que ellos quieren, el de no pensar, el de no tener criterio propio, eliminar la conciencia de las personas.
Esta vez se han equivocado.
La concepción moderna del Estado implica su separación de la Iglesia...una cosa es el poder terrenal y otra, la autoridad espiritual; si eres lector de Historia, sabrás que cuando ambas potestades se juntaron en una sola mano, la corrupción cayó sobre el catolicismo.
No pretendamos imponer valores a toda una sociedad...ni el laicismo ni el cristianismo extremos son la panacea; cada quien, respetando sus propios valores y que el otro aplique los suyos, aporte su grano de arena para una sociedad mejor.
Saludos cordiales.
Eso es lo que los católicos pedimos, que se encuentre libertad para que cada uno pueda elegir LIBREMENTE, la opción que quiera.
la Iglesia no obliga a nadie, se limita a proclamar la Doctrina de Jesucristo, el que quiera la sigue y el que no, no lo hace.
Igualmente el que tenga otra opción debe de respetarsele.
Lo que es inadmisible es la intolerancia, esta es una fuente de agresividad. Cuando se piensa que uno tiene la razón y no respeta la opinión del contrario, lo descalifica, e incluso le amenaza, eso es despotismo.
Nadie tiene el patrimonio personal en exclusiva de la tolerancia. La indiferencia, el permisivismo, el escepticismo y la ignorancia, que hoy se practican, pueden minar la tolerancia, y vaciar de contenido su verdadero significado.