La verdadera madurez.
El hombre aspira a un bien absoluto, eterno, y si esas aspiraciones fallan, se vuelve hacia el erotismo o cualquier otra forma de engaño.
El erotismo y la pornografia han sido siempre un negocio de tradición inmemorial, que en la actualidad ha adquirido proporciones considerables debido a la perfección creciente de las técnicas de difusión, publicidad y venta.
Son muchos los espectadores, a quienes las normas legales debian defender, como contemplan con frecuencia como se ridiculiza la religión cristiana. Esos alardes de irreligiosidad o de materialismo, además de ofender, muestran un mundo en el que las personas parecen sumergidas en el más absurdo de los irracionalismos.
Para justificar estas actuaciones, suelen acudir al argumento de que las escenas que escandalizaban en otros tiempos, pueden ser contempladas hoy por el "hombre adulto actual" sin que le afecte. Sin embargo no parece que lo que llaman "hombre adulto" sea hoy distinto de lo que antes se calificaba de "hombre pagano", a juzgar por los notables resultados económicos obtenidos por los que realizan tales espectáculos.
A este propósito decia San Pablo: Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y siempre, se nos exige la misma firmeza y fortaleza que a los primeros cristianos, y es que no es la doctrina del evangelio la que tiene que adaptarse a los tiempos, sino que son los tiempos los que han de abrirse, con la oración y el ejemplo de los cristianos a la luz del mensaje de Cristo.
La verdadera madurez evita las presunciones. El cristiano que tenga la suficiente humildad para conocerse a si mismo llega facilmente a la conclusión de que ni él ni nadie puede sentirse inmune del influjo de los errores o de los espectáculos degradantes que van debilitando la finura del alma e impiden el trato con Dios.
Los cristianos poseen los suficientes resortes para contrarrestar este ambiente si saben exigirse en su conducta personal, sin dar paso a concesiones falsas:
"Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y anule la labor salvaje de quienes creen que el hombre es una bestia. Y esa cruzada es obra vuestra"(Camino 121)
El erotismo y la pornografia han sido siempre un negocio de tradición inmemorial, que en la actualidad ha adquirido proporciones considerables debido a la perfección creciente de las técnicas de difusión, publicidad y venta.
Son muchos los espectadores, a quienes las normas legales debian defender, como contemplan con frecuencia como se ridiculiza la religión cristiana. Esos alardes de irreligiosidad o de materialismo, además de ofender, muestran un mundo en el que las personas parecen sumergidas en el más absurdo de los irracionalismos.
Para justificar estas actuaciones, suelen acudir al argumento de que las escenas que escandalizaban en otros tiempos, pueden ser contempladas hoy por el "hombre adulto actual" sin que le afecte. Sin embargo no parece que lo que llaman "hombre adulto" sea hoy distinto de lo que antes se calificaba de "hombre pagano", a juzgar por los notables resultados económicos obtenidos por los que realizan tales espectáculos.
A este propósito decia San Pablo: Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y siempre, se nos exige la misma firmeza y fortaleza que a los primeros cristianos, y es que no es la doctrina del evangelio la que tiene que adaptarse a los tiempos, sino que son los tiempos los que han de abrirse, con la oración y el ejemplo de los cristianos a la luz del mensaje de Cristo.
La verdadera madurez evita las presunciones. El cristiano que tenga la suficiente humildad para conocerse a si mismo llega facilmente a la conclusión de que ni él ni nadie puede sentirse inmune del influjo de los errores o de los espectáculos degradantes que van debilitando la finura del alma e impiden el trato con Dios.
Los cristianos poseen los suficientes resortes para contrarrestar este ambiente si saben exigirse en su conducta personal, sin dar paso a concesiones falsas:
"Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y anule la labor salvaje de quienes creen que el hombre es una bestia. Y esa cruzada es obra vuestra"(Camino 121)
Comentarios
G
La verdad es que el nombre de tu blog me cautivó
Un abrazo
Siempres lees muy bien el mensaje, ahora tambien lo haces
Con cariño y afecto
Lo que dices yo lo entiendo más cercano a la humildad.
Un abrazo
La naturaleza es siempre la misma y nos hacen daño siempre las mismas cosas.
Madurez??? pienso que es no ser xenofobico.
Saludos y deseos de buen fin de semana, junto a seres queridos.