El poder de la mujer
La mujer tiene entre sus manos un "poder insustituible" para que permanezca la vida humana en el mundo, su apertura a la acogida, al amor, al servicio.
Esa apertura se vive de modo especial en la maternidad. Ser madre implica una invitación que afecta a la mujer en todas sus dimensiones, física, psicológica, espiritual.
Cuando inicia el embarazo, el cuerpo de la mujer acoge los mensajes que lanza el hijo para asegurar su propio bienestar. El embrión, en cierto modo "gestiona" a su madre. A la vez, el hijo depende en todo de su madre, de lo que hace, de lo que toma, incluso de lo que siente.
La psicología materna también entra en el mundo del hijo. No es lo mismo llevar adelante un embarazo entre esperanzas y alegrías, que llevarlo entre miedos y angustias.
La madre que recibe al hijo como un regalo, como una señal de amor, como una esperanza, como una tarea que comparte con el esposo, penetra de modo intimo en el corazón del hijo.

Si algunas sociedades han desarrollado el "miedo a la maternidad", es debido, en buena parte, al hecho de que no conocen esa maravillosa vocación humana a la acogida, a la entrega de uno mismo para el bien del otro.
Sorprende la presión de grupos ideológicos que buscan destruir la apertura del amor de la mujer, promueven y difunden métodos anticonceptivos, abogan por el aborto, ese acto homicida que destruye la vida de un hijo
En las manos de hombres y mujeres de todas las razas, de todos los pueblos, de todas las religiones y de todas las clases sociales está la posibilidad de romper esquemas de muerte, promovidos por seudoprofetas del progreso.
Así países mal llamados desarrollados, recuperarán un dinamismo profundo que llenará las calles de bebés felices y de madres y padres decididos a gastar lo mejor de su tiempo y de sus vidas en una misión hermosa: amar y transmitir amor a las nuevas generaciones humanas.
Esa apertura se vive de modo especial en la maternidad. Ser madre implica una invitación que afecta a la mujer en todas sus dimensiones, física, psicológica, espiritual.
Cuando inicia el embarazo, el cuerpo de la mujer acoge los mensajes que lanza el hijo para asegurar su propio bienestar. El embrión, en cierto modo "gestiona" a su madre. A la vez, el hijo depende en todo de su madre, de lo que hace, de lo que toma, incluso de lo que siente.
La psicología materna también entra en el mundo del hijo. No es lo mismo llevar adelante un embarazo entre esperanzas y alegrías, que llevarlo entre miedos y angustias.
La madre que recibe al hijo como un regalo, como una señal de amor, como una esperanza, como una tarea que comparte con el esposo, penetra de modo intimo en el corazón del hijo.

Si algunas sociedades han desarrollado el "miedo a la maternidad", es debido, en buena parte, al hecho de que no conocen esa maravillosa vocación humana a la acogida, a la entrega de uno mismo para el bien del otro.
En las manos de hombres y mujeres de todas las razas, de todos los pueblos, de todas las religiones y de todas las clases sociales está la posibilidad de romper esquemas de muerte, promovidos por seudoprofetas del progreso.
Así países mal llamados desarrollados, recuperarán un dinamismo profundo que llenará las calles de bebés felices y de madres y padres decididos a gastar lo mejor de su tiempo y de sus vidas en una misión hermosa: amar y transmitir amor a las nuevas generaciones humanas.
Comentarios
Cuando tuve a mi hija en mis brazos... no hay palabras para expresar lo que se siente, ella era parte de mí y de su padre y Dios había permitido que ella naciera para llenarnos de felicidad, y al mismo tiempo un compromiso para con ella, un lazo de amor que existirá por siempre.
Un saludo.
Ángeles.
Un abrazo