Elegir a la persona idonea.
La sociedad democrática desea elegir como César a la persona más idónea, pero no siempre es posible.
Lo que la sociedad trata de hacer es crear un mecanismo con que obtener un César que esté exento de sus propios defectos: una sociedad corrompida espera tener un César incorruptible, una sociedad sin carácter, un Cesar lleno de resolución. Pero ningún mecanismo social puede proporcionar las virtudes de que carece la sociedad misma.Porque ¿de donde han de venir las virtudes?, no del mecanismo de la elección. La verdad sencilla es que el César será intelectual y moralmente parecido, a la sociedad que ha de gobernar, debia ocurrir que pudiera ser el tipo de gobernante que seria el súbdito debidamente formado si se cambiaran los papeles.
La única forma de lograr un buen César es lograr una buena sociedad. Lograr una buena sociedad es un asunto serio, supone hombres buenos, que vean la realidad como conviene y se esfuercen por armonizar la vida con esa visión.
No nos entreguemos a utopías, mientras las sociedades sean como la nuestra, nunca contaremos con Césares mejores que nosotros mismos, más o menos honrados, más o menos capaces, o sea mediocres y de moral baja.
Lo que la sociedad trata de hacer es crear un mecanismo con que obtener un César que esté exento de sus propios defectos: una sociedad corrompida espera tener un César incorruptible, una sociedad sin carácter, un Cesar lleno de resolución. Pero ningún mecanismo social puede proporcionar las virtudes de que carece la sociedad misma.Porque ¿de donde han de venir las virtudes?, no del mecanismo de la elección. La verdad sencilla es que el César será intelectual y moralmente parecido, a la sociedad que ha de gobernar, debia ocurrir que pudiera ser el tipo de gobernante que seria el súbdito debidamente formado si se cambiaran los papeles.
La única forma de lograr un buen César es lograr una buena sociedad. Lograr una buena sociedad es un asunto serio, supone hombres buenos, que vean la realidad como conviene y se esfuercen por armonizar la vida con esa visión.
No nos entreguemos a utopías, mientras las sociedades sean como la nuestra, nunca contaremos con Césares mejores que nosotros mismos, más o menos honrados, más o menos capaces, o sea mediocres y de moral baja.
Comentarios
estoy de acuerdo con tus letras, muy lógico y razonable.
De una sociedad corrupta nada sano y limpio puede salir.
Una buena tarde y un abrazo.
Ambar
Un abrazo..