Un padre de familia

                                                                            Profundizando en el tema de la Navidad, pienso que difícilmente se puede convencer a nadie si nosotros no somos los primeros en estarlo. Debemos empezar dando ejemplo y viviendo lo que queremos transmitir. Yo empezaría centrándome en la familia, que es el ámbito natural donde nos movemos y es como el motor que nos hace andar por la vida con paso seguro.    Hay una serie de preguntas para hacernos cada uno: ¿Hemos ]  explicado en familia nuestros deseos. Somos coherentes y mostrar en nuestro hogar la luz de la alegría. Hablamos de ir pensando en una decoración sencilla que alegre nuestra casa.                                                     Hemos previsto el Nacimiento que vamos a colocar. Se puede poner en un lugar de paso una imagen del Niño para besarlo al pasar y pedirle tantas cosa como necesitamos., una de ellas es que nos aumente la fe, que nos haga ver para que nació en Belén? Nos po

En su discurso  de ingreso en la Real Academia Española, el psiquiatra y escritor  Carlos  Castilla del Pino profundiza en la facultad reflexiva del ser humano. Habló sobre las dos biografías que poseen los seres humanos, la pública, la que se escenifica ante los demás, y la íntima, la fantaseada la de nuestros deseos, la de sueños y ensueños. Dice que gracias a la vida de la fantasía, forma figurada del deseo, podemos soportar la otra vida que llamamos real. Para ello la reflexión sobre nuestras actuaciones sigue diciendo, “es la forma más eficaz de aprendizaje del adulto”, y permite “corregirse uno a sí mismo”, conocerse y tomar “conciencia de sí mismo”. Cita a Cervantes que puso en boca de don Quijote el siguiente consejo a Sancho: “Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse.”                                                 Acaba el Dr. Castilla su discurso citando a Teresa de Jesús,

Escribió Elie Weisel, premio Novel por la paz. “En cierto sentido, ser indiferente al sufrimiento es lo que deshumaniza al ser humano. A fin de cuentas, la indiferencia es más peligrosa que la ira y el odio. A veces, la ira puede ser creativa. Uno escribe un hermoso poema, una magnífica sinfonía. Uno crea algo especial por el bien de la humanidad, porque está enfadado con la injusticia de la que es testigo. Pero la indiferencia nunca es creativa. Incluso el odio, en ocasiones, puede suscitar una respuesta. Lo combates. Lo denuncias. Lo desarmas. La indiferencia no suscita ninguna respuesta. La indiferencia no es una respuesta. La indiferencia no es un comienzo; es el final. Por tanto, la indiferencia es siempre amiga del enemigo, puesto que beneficia al agresor, nunca a su víctima, cuyo dolor se intensifica cuando la persona se siente olvidada. El prisionero político en su celda, los niños hambrientos, los refugiados sin hogar… No responder a su dolor ni aliviar su soledad ofre