Ser una gota de agua

Pregunta capciosa del periodista a la Madre Teresa en una rueda de prensa: —Madre Teresa, tiene usted setenta años. Cuando se muera, el mundo seguirá igual que antes de que usted naciera. Después de todo el esfuerzo que ha hecho usted, ¿qué ha cambiado en el mundo? Sin alterarse, y con una encantadora sonrisa, responde la Madre Teresa: —Verá, yo nunca he querido cambiar el mundo. Yo solo he procurado ser una gota de agua pura en la que el amor de Dios pueda reflejarse. ¿Le parece poco? Silencio embarazoso en la sala donde se desarrolla la rueda de prensa. Lo rompe la Madre Teresa: —¿Por qué no intenta usted también ser una gota de agua pura? Así ya seríamos dos. La anécdota continúa. Se entabla un diálogo entre el desarma...