Seamos cada uno una gota de agua
Pregunta
capciosa del periodista a la Madre Teresa en una rueda de prensa:
—Madre Teresa, tiene usted setenta
años. Cuando se muera, el mundo seguirá igual que antes de que usted naciera.
Después de todo el esfuerzo que ha hecho usted, ¿qué ha cambiado en el mundo?
Sin
alterarse, y con una encantadora sonrisa, responde la Madre Teresa:
—Verá, yo nunca he querido cambiar
el mundo. Yo solo he procurado ser una gota de agua pura en la que el amor de
Dios pueda reflejarse. ¿Le parece poco?
Silencio
embarazoso en la sala donde se desarrolla la rueda de prensa. Lo rompe la Madre
Teresa:
—¿Por qué no intenta usted también
ser una gota de agua pura? Así ya seríamos dos.
La
anécdota continúa. Se entabla un diálogo entre el desarmado periodista y la
fundadora de las Misioneras de la Caridad, que le anima a convencer a su mujer
y a sus tres hijos para que sean también gotas de agua pura, «... y ya
seremos seis».
Y si tu y yo nos animamos podemos ser una multitud.
Comentarios
Que el Señor nos ayude a ser gotas de agua pura. Llega a más gente y lugares el reflejo de algunas gotas de agua sueltas que el de un manantial.
Un abrazo Icue!
Brindo por la gota de agua que se va sumando.
Un cordial salu2
Un abrazo.
Un abrazo