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Mostrando entradas de septiembre, 2012

El verdadero amor...

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                                        Si, el verdadero amor hace sufrir, está experimentado.. Cada vida y cada relación familiar tienen que ser vividas honestamente. Esto presupone muchos sacrificios y mucho amor. Pero, al mismo tiempo, estos sufrimientos se ven acompañados siempre por un gran sentido de paz. Cuando en una casa reina la paz, allí se encuentran también la alegría la unión y el amor

Con los pies en el suelo

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Contó el Admor de Zanz que había una vez una mujer muy pobre que lo único que tenía era un huevo. Era su única pertenencia. Y esta mujer dijo: - Ya sé lo que voy a hacer. No me voy a comer el huevo, lo voy a colocar debajo de la gallina de mi vecina y voy a esperar que nazca un pollito y a este pollito tampoco lo voy a comer, voy a esperar a que comience a dar huevos y a estos huevos los voy a poner debajo de la gallina y voy a esperar que nazcan nuevos pollitos y cuando tenga muchos pollos los voy a vender y voy a comprar una vaca y a esta vaca tampoco la voy a comer, voy a dejar que tenga terneritos y a estos terneritos los voy a criar para que tengan otros terneritos y así voy a poder enriquecerme. Estaba tan entusiasmada pensando todo lo que iba a hacer con el huevo, que de tanto entusiasmo se cayó el huevo y se rompió. Hasta aquí el cuento. Muchas veces nos entusiasmamos y comenzamos a imaginar la realización de grandes acciones, olvidándonos de prestar atención a los

Como ser feliz

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Cristiano Ronaldo, uno de los mejores jugadores de fútbol del mundo, crac del Real Madrid, premiado y reconocido, rico, guapo y famoso, está triste. Lo ha dicho él mismo: “no me siento querido”. Parece que ha perdido la risa, que ha perdido el humor, ya no celebra los goles y hace pucheritos cuando le enfocan las cámaras. Por lo que parece, ni el dinero, ni la fama, ni ser un gran profesional, ni tener una elevada autoestima son garantías de felicidad. Quizá porque la felicidad no es algo que se conquista, sino que nos llega, que nos toca, que anida en nuestra vida, eso sí, si le damos permiso La felicidad no se consigue abriéndonos paso a codazos, sino trabajando codo con codo con los demás. Gracias a Cristiano Ronaldo y a muchos otros personajes del momento, se lo podemos enseñar a nuestros hijos.                                        

Todos somos corresponsables.

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Todos los padres hemos experimentado alguna vez un cierto apuro cuando nuestros hijos han ejercido de niños fuera de casa. En un hotel, en un avión, en un cine, una iglesia, una sala de espera, una tienda… hemos recibido seguramente miradas inquisidoras o quizá llamadas de atención porque los pequeños hacían ruido, tocaban lo que no tenían que tocar o enredaban más de la cuenta. Por supuesto que los menores maleducados pueden estropearnos la comida, el viaje, la película o la estancia, como también nos los estropean los adultos maleducados, que también los hay. La responsabilidad de la mala educación de los primeros es de los padres y la de los segundos de ellos mismos, y no tenemos por qué pagar el pato los demás. Pero en el caso de niños normales, deberíamos soportar ciertos inconvenientes por bien de su propia socialización, del mismo modo como admitimos –o deberíamos admitir las limitaciones de las personas mayores Los niños pueden resultar pesados, inoportunos, mole

Año de la fe.

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Se acabaron las vacaciones, que además de descansar sirven para pensar, para hacer planes adaptados a los tiempos que vivimos, y principalmente para acercarse más a Dios. He dedicado algún tiempo a leer con detenimiento la Carta "La puerta de la fe" del Santo Padre Benedicto XVI. En ella se comemoran dos acontecimientos importantes, los cincuenta años del comienzo del Concilio Vaticano II, y los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, con esta doble conmemoración en mente el Papa ha querido que pidamos al Señor que nos aumente la fe, y para ello nos muestra el camino. No seamos  ingenuos y dejemos pasar  esta ocasión que se nos presenta, pensemos que el hombre vive de fe , el primer acto de fe es el creer que nuestra madre lo es, y lo creemos por que alguien querido nos lo dice. Cuantas cosas nos dice Dios a través de los evengelios de la Jerarquia de la Iglesia. Estamos ante una ocasión única para pedir al Señor que aumente la fe,