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Dejar volar alto

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  Contaba mi tío que cuando él y mi padre eran adolescentes y él andaba metido en algún movimiento juvenil, ante las advertencias de mi abuelo, mi padre le defendía diciendo: "déjale que vuele, papá". Esta anécdota, de la que me enteré por primera vez este verano, días antes de morir mi padre, me hizo entender por qué mi padre nunca quiso ponernos barreras a sus hijos en nuestro desarrollo personal y profesional. Mis padres nunca hicieron sentirnos mal por el hecho de tener que irnos lejos de casa, a pesar de lo que les costaría. Siempre me ha admirado la generosidad de los padres que renuncian a tener a sus hijos cerca por el bien de estos. Así ha sido el caso de los nuestros. No cabe más que agradecer que te hayan dejado volar alto, perseguir tus objetivos, renunciando a tenerte al lado. Pero al final el Señor ha premiado esa generosidad. Todos hemos tenido ocasión de acompañarle periódicamente durante estos tres años y medio. Mi padre ha muerto después de que cada uno de s

Aprender a esperar

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  Se ha dicho mucho sobre la inmediatez que nos domina hoy en día: comprar algo por Amazon y tenerlo de inmediato; ver series de golpe sin esperar capítulo a capítulo, hasta ya casi cocinamos con el microondas sin necesidad de esperar a fuego lento. Sin embargo, la naturaleza nos habla mucho sobre la espera: la espera de la noche al día, la espera de la cosecha, desde la espera del crecimiento de un naranjo para que dé frutos hasta la del embarazo para la llegada de un hijo... todas las cosas importantes son dadas después de un tiempo de espera. Pero nos cuesta esperar y no dejamos de preguntarnos: para qué, si lo puedo tener ya; pues porque es necesario. Los jóvenes no entienden, por ejemplo, para qué esperar a tener relaciones íntimas con su pareja si ya pueden estar juntos. Pero la espera nos prepara y nos mejora. Podemos saltarnos los pasos, podemos acelerar nuestras vidas, podemos forzar el crecimiento, pero la naturaleza es sabia y Dios más. Este fin de semana me comentaba una am

Amor de hermanos hasta el último día

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Hoy os queremos contar un hecho que sucedió el último día de vida de Ginés y que muestra el amor que se tenía con su hermano Pepe. El Señor quiso que después de estar sin verse durante un par de años, Pepe pudiera visitar a su hermano sin saber que estaba haciéndolo horas antes de morir.  La mañana del sábado, mi prima y mi hermana mayores vieron claro que tenían que organizar la visita de mi tío, aplazada durante todo el verano por diferentes circunstancias. Concretaron que fuera por la tarde a las seis y mi tío vino expresamente desde Murcia. Esa tarde, Ginés estaba muy apagado esperando la operación de cadera y cuando vio entrar a su hermano por sorpresa su cara cambió completamente. Estuvieron hablando durante una hora, riendo y llorando juntos. Era una despedida sin saberlo. Al final de todo concluyeron que había que rezar más. Mi tío salió del hospital muy conmovido y contento de haber ido. Esa madrugada, a las cuatro, su hermano Ginés se marchaba al cielo. El Señor ha querido qu

Ginés nos ha dejado pero se ha quedado muy cerca

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Queridos lectores de este blog:  Lamentamos comunicar que en la madrugada del domingo 21 de agosto, Fiesta de la Virgen de Torreciudad, a los 88 años se marchó al cielo el autor de este blog: Ginés Carvajal (icue).  Como habréis podido observar por las pocas entradas, este último año estaba muy flojo de fuerzas hasta que su corazón ha dicho basta.  Esta entrada la escribe uno de sus hijos que estuvo presente en esos últimos instantes y os puede decir que se marchó de manera muy sencilla y pacífica, como él era, muy unido al Señor y a su madre la Virgen.  Damos gracias a Dios por habernos dado a tan buen padre de familia que, como él decía: quería serlo de verdad. Su familia confirma que lo ha sido. Próximamente iremos publicando algunos sucesos de sus últimos días para mostrar cómo nos ha cuidado Dios con un padre tan bueno. Seguro que desde el cielo ayudará a todos los lectores de este blog a los que tanto cariño tenía. Nosotros ya notamos todos los días su ayuda.  Su mujer y sus hi
dia de los abuelos 

La barca esta bien gobernada.

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    Todos hemos vivido la experiencia de pensar que la barca en la que navegamos por la vida se tambalea, que está a punto del naufragio. Es la experiencia de la noche oscura, de momentos dificiles, donde parece que todo se hunde, vivimos con la sensación de que estamos solos, olvidados, llegamos hasta desconfiar del mismo Dios   Y es verdad que a veces la barca hace agua, son muchos los frentes en que tenemos que luchar cada dia. Pero si tenemos fe, sabremos que El está en la barca, que no se ha ido, ni se irá, Dios solo nos pide fe, una fe sencilla y confiada en medio de la tormenta   Es necesario estar serenos, no podemos negar lo que es una realidad, pero si podemos pedir que Dios nos aumente la fe, y como en el Evangelio, veremos que la paz vuelve y la barca navega en un mar en calma.

pensar en los demás

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                                                         Vivimos unos momentos en los que pienso que se debe decir así no puedo seguir, tengo que ayudar a los demás. Lo primero es   no cruzarse de brazos ante esta obligación, viviendo exclusivamente atento a los propios intereses personales, dejando pasar los días, matando el tiempo, o en ese ir tirando, como ordinariamente se dice, es creer que esto es posible. Si no creemos que podemos salvar a nuestros contemporáneos de la ignorancia, del error, del sectarismo beligerante del ateismo reinante, ni siquiera lo intentaremos. Creer en la verdad y creer en su fuerza de convicción, en su capacidad de abrirse paso, como un río impetuoso que atraviesa los montes. Esto es lo primero: creer en la verdad.   Creer en la verdad, vivirla, enseñarla. Este deber de difundir la verdad es particularmente urgente en un tiempo, como el nuestro, en que el materialismo agresivo no descansa ni regatea sus recursos para convencer al hombre que él es la v