Estar vigilantes.

 
Pensando esta mañana sobre la marcha y el camino que lleva nuestra sociedad, veía que hay que estar vigilantes contra los enemigos de Dios, pero también contra la complicidad que ofrecen nuestras malas inclinaciones:"vigilad y orad para no caer en la tentación,por que si bien el espíritu está pronto, la carne es débil", nos dice el evangelio.
Releía estas palabras de San Josemaria, de que nuestra vigilancia debe de estar en las cosas pequeñas de cada día:
"Ese modo sobrenatural de proceder es una verdadera táctica militar- Sostienes la guerra- las luchas diarias de tu vida interior- en posiciones, que colocas lejos de los muros capitales de tu fortaleza.
Y el enemigo acude ella: a tu pequeña mortificación, a tu oración habitual, a tu trabajo ordenado, a tu plan de vida: y es difícil que llegue a acercarse hasta los torreones flacos para el asalto de tu castillo.- y si llega lo hace sin eficacia".
Y si alguna vez nos vence el enemigo, tenemos la solución que Jesús nos dio con su venida a la tierra, arrepentirnos y confesarnos.
 

Comentarios

CHARO ha dicho que…
Tu reflexión te ha llevado a una magnífica conclusión en la que estoy de acuerdo.Saludos
icue ha dicho que…
Gracias CHARO, BUENAS VACACIONES, DESCANSA

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