La aduana el cielo.
Cuenta Royo Marin una anécdota sobre la muerte que siempre impresiona, pero más importa aún el hecho de tener que presentarnos ante Dios y rendir cuentas. Refiere de un religioso muy anciano, cierta respuesta muy sabia a propósito de la muerte. Aquel hombre, que habia sido muy bueno durante su vida, se hallaba cercano ya a la marcha de este mundo, ya que por su edad era previsible que le quedara poco tiempo. Alguien le preguntó si tenia miedo a la muerte
Contestó: la muerte no me preocupa nada, ni poco ni mucho. Lo que me preocupa muchisimo es la aduana. Después de morir tendré que pasar por la aduana de Dios, y me registrarán el equipaje. Eso si que me preocupa.
Comentarios
Tengamos cuidado a la hora de ver que guardamos en nuestro equipaje, para que podamos pasar esa aduana sin problemas.
Abrazos
El Jefe de Aduanas Celestial nos recibirá con su infinita misericordia, con su perdón, porque ya se encargará de mutar de alguna forma nuestro lado más terrenal y vivificar lo divino de nuestra naturaleza, que quizás está entre las nubes. Ja ja.
Un abrazo.Me ha gustado tu entrada.
un abrazo a todos