Jerarquia de valores (III)

 

Por último, en tercer lugar, después de Dios y de nuestros semejantes están las cosas que nos rodean; todas las cosas son naturales o artificiales. Todas tienen una dignidad que debemos respetar, y nos imponen deberes, aunque no sean tan graves como los que nos imponen las personas. Pero muchas veces son graves y urgentes.

La relación del hombre con el mundo, tambien viene expresada en la tradición cristiana con una formula feliz. El hombre es administrador del mundo. Se le ha dado el dominio del mundo material para que lo cuide, y se sirva de él para sus necesidades. Pero no es el dueño del mundo; es simplemente su administrador. Y como todo administrador, se le pedirán cuentas de su administración. Puede usar las cosas y servirse de ellas, pero no puede maltratarlas ni destruirlas a su antojo.

El derecho de propiedad, que es el derecho sobre las cosas, es un derecho limitado según la tradición cristiana. Aunque las cosas sean mias no puedo hacer con ellas lo que quiero; en primer lugar porque hay otras personas en el mundo.

Cuidar la naturaleza, que además de suministrarnos ese oxigeno que necesitamos para respirar, nos da los alimentos necesarios para nuestra supervivencia, y bueno seria preocuparnos para que se produzca un reparto equitativo, en todas las partes el mundo.
 
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