Dejemos tocar a los demás.
Escuchando un concierto de órgano, me hizo recordar la historia de aquel organista de una pequeña iglesia que luchaba por tocar una partitura de Meldelssohn sin conseguirlo, después de múltiples intentos y frustrado, recogió su partitura y se dispuso a irse.
No habia reparado en un extraño que se habia sentado en un banco de atrás.
Al dar la vuelta para marcharse, el extraño le preguntó si podia él tocar la pieza. El organista respondió que nunca dejaba que nadie tocara su órgano, pero tras dos peticiones amables el órganista le dió su consentimiento.
El extraño se sentó y lleno la iglesia de una hermosa e impecable música.
Al terminar preguntó el organista,¿quien es usted?, el hombre contestó yo soy Felix Mendelssohn.
El organista por poco impide al creador de la pieza que tocara su propia música.
Hay veces que tambien nosotros tratamos de tocar los acordes de nuestra vida e impedimos a nuestro Creador que haga una música hermosa.
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No habia reparado en un extraño que se habia sentado en un banco de atrás.
Al dar la vuelta para marcharse, el extraño le preguntó si podia él tocar la pieza. El organista respondió que nunca dejaba que nadie tocara su órgano, pero tras dos peticiones amables el órganista le dió su consentimiento.
El extraño se sentó y lleno la iglesia de una hermosa e impecable música.
Al terminar preguntó el organista,¿quien es usted?, el hombre contestó yo soy Felix Mendelssohn.
El organista por poco impide al creador de la pieza que tocara su propia música.
Hay veces que tambien nosotros tratamos de tocar los acordes de nuestra vida e impedimos a nuestro Creador que haga una música hermosa.
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Comentarios
Precioso relato.
Un abrazo.
Besos
Abrazo Icue
Saludos cordiales